El escritor es una mutación del lector

Sí, el que lee escribe.

El que mira pinta.

El que oye compone.

Cuando un autor lanza su propuesta artística establece el nivel de participación del receptor.

La obra de arte es la tiranía del autor.

Un lector puede participar de la riqueza del autor sólo en el caso en que se someta a su autoridad y le rinda el debido tributo. La única insurrección posible contra esta dictadura se da cuando el lector se convierte en autor y, haciendo caso omiso de la intencionalidad del original, interviene en el pautado de la obra y lo dirige hacia un nuevo rumbo, traicionando completamente la esencia del autor sobre el que está trabajando.

De esta traición nace el texto original. Más libre. Capaz de sintonizar constantemente la siempre renovada marea de la retórica y señalarla, fijarla, y darle un nuevo impulso vivificante.

 

     
 

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