Viven en sus dormitorios I

Los Hikikomori viven en sus dormitorios

No

quieren a nadie, ni nada

ni ser vistos

ni cantar

ni girar sobre los relucientes zapatos de charol

ni ser felices con la novia adorada

ni comer platillos sabiamente sazonados

ni alzar los rostros

para que el sol del mediodía los pinte de amarillo

Los Hikikomori se duchan levemente

y pasan el día mirando el esplendor de la pantalla

porque

algo pasa

si no eres mamífero vertebrado

si no posees cabeza tronco y extremidades

si no estás hecho en base a un compuesto de carbón

si no te pasas el día pensando en ser

alguien

un perfil de colores definidos en medio de la multitud

un personaje que gana una sonrisa cada día

un genuino tesoro

de la casa

de la patria

de la humanidad

porque

algo pasa si eres

un estigma

Una vergüenza. Una vergüenza.

It's a fault

¡Guilty! ¡Guilty!

y sólo quieres desaparecer

Rodearte de

algo

Un estéreo con plataforma para 25 CDs

Una suscripción al cable con una oferta de más de 138 canales

Cientos de recortes de revistas

más el software adecuado

y

encima de todo

una ventana por la que se mira

el muro hermoso del edificio de enfrente

o los duendes de cerámica del jardín

o la noche

la hermosa oscuridad que permite que tus ojos vean

los puntos de luz

a lo lejos

Viven en sus dormitorios II

Pero no todos los Hikikomori se limitan

a expresar su estado de ánimo en el perímetro de sus habitaciones

Un Hikikomori irrumpió

en una casa

y

acuchilló mortalmente a una mujer porque

-explicó luego a la policía-

"quería tener la experiencia de matar"

Otro

aterrorizó durante doce meses

(12)

a su padre

y

a su madre

hasta que a éstos no les quedó otra alternativa que

estrangularlo

No

fueron crímenes de pasión

Nadie

quería apoderarse de lo ajeno

Nadie

fue contratado para cortar la yugular

Nadie

buscaba expandir el territorio

Fueron crímenes de desesperación

Escúchenme bien

malditos

 
     
     
     

 

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