La mujer, en general, es de más reducida estatura y de menor corpulencia que el hombre. Su frágil estructura y mórbida delicadeza, cubierta por el tejido celular subcutáneo que se tapiza con la sedosa piel, hace a su desnudez, esbelta, redonda y fina, un compuesto de suaves curvas, distinto totalmente del de viril robustez muscular, cuyo contorno acusa la quebrada línea de su firme complexión. En el esqueleto de la hembra el diámetro bitrocantereano es mayor que en el varón por el volumen, amplitud y menor altura de su pelvis, en cuyo vacinete se realiza la función del embarazo. Esta circunstancia obliga la mayor inclinación hacia la rótula de los ejes de los muslos, aparentemente más largos, por cuyo motivo, y por ser menor la longitud de los miembros en la mujer, resultan más corta, proporcionalmente, las piernas de los pies a las rodillas. [La fotografía del desnudo. Rafael Pegudo Gallardo. La Habana. Sin sello editorial. Sin fecha].

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